Hay muchas maneras de contar una historia y cuando se trata de la repatriación, a menudo hay múltiples voces con opiniones diferentes. En el Caso Yaqui ha habido opiniones divergentes sobre si los objetos deben ser devueltos; algunos afirmaban que habían sido robados y por lo tanto debían ser devueltos.
Otros no querían que se les devolviera la colección porque iba en contra de los deseos de sus antepasados recuperar algo que alguna vez se les dio como regalo. Luego de un largo proceso, finalmente se decidió que los objetos ceremoniales debían ser repatriados porque eran testimonio de una parte importante de la historia yaqui que hablaba de la deportación y la vida en el exilio.
La historia del Caso Yaqui se presenta aquí en tres películas que detallan un caso de repatriación. La primera película documenta el proceso y las relaciones entre Suecia y México. La segunda película retrata la vida de los yaquis en la actualidad y su testimonio sobre este caso.
La tercera película habla sobre un proyecto de investigación que se desarrolló paralelamente para iluminar sobre las diferentes perspectivas de un caso de repatriación.
A principios del siglo XX, una serie de objetos llegaron a Suecia desde Tlaxcala, una de las áreas donde los Yaquis vivieron su deportación. Casi 100 años después fueron devueltos. ¿Cómo funciona ese proceso y cómo se puede estar seguro de que es la decisión correcta? De eso y mucho más se habla en esta primera película sobre el Caso Yaqui.
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Ser yaqui es ver el sol y dar las gracias. Teodoro Buitemea Flores, yaqui nation
El caso yaqui es uno de tantos casos de repatriación que han tenido lugar en Suecia en los últimos tiempos. En las últimas décadas, los museos europeos con las denominadas colecciones etnográficas han recibido cada vez más demandas de personas cuyo patrimonio cultural material se encuentra en colecciones de museos de todo el mundo.
En las discusiones sobre repatriación, se utilizan los términos repatriación, restitución y rematriación. La restitución es el proceso mediante el cual se devuelven objetos culturales a un individuo o una comunidad. La repatriación es el proceso mediante el cual se devuelven objetos culturales a una nación o estado a solicitud de un gobierno. El término rematriación se utiliza hoy en día cuando se trata de llevar objetos culturales de regreso a la madre tierra.
Demanda formal del Gobierno de México para la devolución de la colección 210219,
¿Cómo pueden los objetos de museo volver a ser objetos yaquis? ¿Cómo pueden volver a convertirse en objetos asociados a la música, la danza y la fiesta? Es el punto de partida de la segunda película sobre el caso Yaqui.
En 2019, integrantes de la Nación Yaqui visitaron Suecia con la tarea de estudiar los objetos que estaban en el foco de un retorno. El grupo estuvo integrado por: Anabela Carlon Flores, abogada y especialista en derechos humanos, Félix Espinoza Espinoza, violinista y vaquero, Teodoro Buitimea Flores, docente e historiador, y Fernando Jiménez Gutiérrez, chapayeka y agrimensor. Todos ellos ocupan importantes cargos rituales y sociales entre los yaquis de Sonora.
Este grupo estudió los 24 objetos ceremoniales recolectados el 4 de diciembre de 1934 en Tlaxcala durante un lucto pajko, es decir, una ceremonia dedicada a una persona fallecida un año antes. La colección fue realizada por Gösta Montell y Sigvald Linné durante la segunda expedición sueca a México, junto con las hermanas danesas Bodil Christensen y Helga Larsen.
Durante la visita se pudieron identificar los 24 objetos de la colección. Por ejemplo, pudieron determinar que algunos artículos eran de Río Yaqui, otros habían sido elaborados en Tlaxcala. Esencial para el trabajo de la delegación yaqui sobre la colección fue la conclusión de que todos estos objetos fueron testigos de la deportación durante uno de los períodos más importantes y difíciles de su historia.
Los objetos ceremoniales representan principalmente cuatro danzas: Venado, Pascola, Matachin y Chapayeka.
El venado, es un animal sagrado que simboliza la vitalidad y el bienestar. Es un animal sabio y noble de una pureza sin igual. El Venado es un héroe cultural y para los yaquis estos elementos se mantienen durante la ejecución de la danza.
La danza del venado es una dramatización de la caza del este y el danzante que se transforma en un venado, muestra sus movimientos sigilosos y la necesidad de protegerse de la amenaza de la caza. La danza en su totalidad simboliza la relación del hombre con la naturaleza y la divinidad que reside en el universo.
Durante la danza, la música y los movimientos del venado danzante se fusionan, la música se convierte en la respiración y los pulmones del venado y expresa los diferentes estados de ánimo del animal.
La colección incluye dos maaso koba sagrados, uno de Tlaxcala y el otro de Yucatán. Estas cabezas ceremoniales de venado se utilizan, entre otras cosas, durante la danza del mismo. Un maaso koba que ha sido usado y bendecido es un ser sagrado vivo, tratado como un pariente amado. La compañía ceremonial de esta danza, los Kolensia, son los responsables de un maaso koba.
Según la ley y la tradición yaqui, un maaso koba consagrado y bendecido no puede ser comprado, regalado o retenido por nadie que no sea miembro de la Sociedad Kolensia. Un maaso koba iniciado solo puede transferirse a una persona más joven entrenada por uno de los mayores para que ocupe su lugar en la comunidad.
Esta se realiza, entre otras cosas, durante Semana Santa, el día de la Virgen o, como en este caso, durante una ceremonia llamada lucto pajko. Todos los objectos incluídos en esta colección fueron adquiridos del momento después de realizada dicha ceremonia. Pascola es también el título de una persona con un papel destacado tanto como bailarín, presentador, orador y payaso ritual.
Durante el baile, las pascolas usan un cinturón con varias campanas de metal que hacen un sonido especial cuando el bailarín se mueve. Escondido debajo del cinturón hay un sonajero de madera con pequeños discos de metal. Quizás el rasgo más característico de los danzantes de pascola es una especie de polainas llamadas teneboim.
Consisten en una banda de grandes capullos de mariposas de seda rellenos con piedras finas o arena de hormigueros que se usan envueltos alrededor de ambas piernas del bailarín. El sonido que hacen durante la danza es similar al sonido de una serpiente de cascabel, un animal culturalmente asociado con la lluvia y la fertilidad.
Los Pascolas completa su atuendo con dos elementos más distintivos: una máscara de madera y la vela. Cuando el pascola baila como un humano, la máscara se mueve hacia la parte posterior de la cabeza o sobre una oreja, dejando la cara del bailarín descubierta. Cuando el bailarín quiere representar un animal (o alguna otra criatura), la máscara cubre el rostro y el bailarín toma la personalidad de la criatura que está representando. La música se ejecuta con el arpa y el violín, dos instrumentos que originalmente llegaron con los europeos, junto con la flauta de palo y el tambor de piel, que representan las tradiciones locales.
Este es, principalmente, un baile europeo que fue introducido por los misioneros católicos. El baile está dedicado a la Virgen María y los danzantes, vestidos de blanco con una corona en la cabeza, representan las lágrimas de la Virgen María y el universo.
Los danzantes de Matachines actúan desde el Miércoles de Ceniza hasta la víspera de Pascua, pero el baile también se puede realizar en los funerales o al final del año como homenaje a alguien que ha hecho una contribución especial a la sociedad. Representan a los soldados de la Virgen María y según algunas leyendas fue ella quien personalmente los reclutó y vistió según sus deseos. Cada parte de las insignias de un matachin se relaciona de alguna manera con ella.
La calabaza roja, la vara danzante de tres puntas (palma) con penachos de plumas de colores y la corona de tiras de papel multicolor, todas ellas consideradas "flores" (sewa) en el mundo del pensamiento yaqui. Las flores, y las rosas en particular, por supuesto se han asociado durante mucho tiempo con la Virgen María, pero para muchos yaquis su significado es más profundo.
Los chapayeka son payasos rituales que representan a Judas. Chapayeka, que significa nariz larga, bromea con el auditorio, incluso haciendo bromas obscenas. Llevan máscaras que representan no yaquis, animales, monstruos, figuras míticas o, en la actualidad, diversos personajes de la televisión y el cine.
La colección incluye una máscara chapayeka; según la tradición, estos deben ser quemados después de haber sido utilizados durante la Semana Santa. Sin embargo, la máscara de la colección no tiene signos de haber sido utilizada. Es muy posible que se hiciera como obsequio para la expedición sueca.
La parte final trata sobre cómo los objetos fueron sacados de su lugar y tiempo original, y qué significa para los yaquis haber re-encontrado su hogar nuevamente.
La Nación Yaqui está ubicada en el Valle del Río Yaqui en el estado de Sonora en el noroeste de México. Con la llegada de los españoles en el siglo XVIII, los yaquis fueron cristianizados por los jesuitas, pero aún conservan gran parte de sus tradiciones más antiguas. Su territorio está dividido en ocho pueblos independientes y cada pueblo con su propia junta tradicional. La división fue hecha por misioneros católicos durante el período colonial. Los ocho pueblos son Loma de Bácum, Vícam, Pótam, Tórim, Belem, Rahúm, Huírivis y Cocorit.
A principios del siglo XX, durante el final de la llamada Guerra Yaqui, los yaquis fueron deportados y obligados a abandonar sus hogares. Algunos fueron deportados a Yucatán, otros a Tlaxcala y algunos huyeron a zonas del norte que hoy pertenecen a Estados Unidos. Durante las Guerras Yaqui, los gobiernos federal y estatal consideraron que había tres posibles soluciones al conflicto con los yaquis: 1) guerra de exterminio 2) deportación 3) colonización.
Bajo el presidente Porfirio Díaz, los yaquis fueron ejecutados, ahorcados, baleados o muertos en el campo de batalla. La guerra de exterminio que se libró contra ellos fue sistemática y prolongada. Fue lo que en los términos de hoy llamaríamos genocidio.
Cuando los yaquis se vieron obligados a exiliarse, se llevaron ropa, instrumentos musicales y demás parafernalia indispensable para realizar las ceremonias tradicionales en otro lugar. En Tlaxcala, los hombres se alistaron y formaron parte de la primera línea de defensa durante la guerra civil en curso.
El jefe del batallón yaqui y del ejército era el general José Amarillas. Fue gracias a su apoyo que los objetos ahora repatriados llegaron a Suecia. Era amigo de las hermanas danesas Bodil Christensen y Helga Larsen, quienes habían ayudado a los yaquis en varias ocasiones.
A lo largo de la historia, los yaquis han librado una lucha que tuvo principalmente cuatro propósitos; defender la patria, el autogobierno, el acceso al agua y que los que fueron deportados a diferentes lugares pudieran regresar. Han demostrado una gran resiliencia y perseverancia, gracias en gran parte a los símbolos culturales de identidad compartida altamente valorados.
Se trata de tradiciones que no han sido olvidadas y de la tierra como ser vivo, lo que ha creado un fuerte sentido de pertenencia cultural.
“El viernes pasado estuvimos en Toluca y adquirimos una colección de zarapes de los que usan los mismos indios. El sábado temprano partimos rumbo a Tlaxcala junto con las danesas para presenciar una fiesta bailable con los indios yaquis. Sin lugar a dudas, fue un evento completamente sensacional. No puedo describir la fiesta en pocas palabras, tomaría varias páginas. Sin embargo, fueron los “indios de los libros de indios” quienes celebraron una fiesta en memoria de sus muertos. Los bailes continuaron durante más de un día y medio.
Los soldados yaquis, que suelen andar con los uniformes europeos desprolijos, se habían puesto máscaras y cascabeles y, semidesnudos, representaban sus antiguas pantomimas de venados y coyotes. Fue increíble pero extremadamente fascinante. Todos los ajenos tienen prohibido estar en los bailes, pero las danesas son buenas amigas del general y en consecuencia, pudimos movernos con total libertad y filmar y fotografiar a nuestro antojo. Incluso logramos comprar algunos de los atributos de baile y en el futuro esperamos obtener más. Es una colección que la mayoría de los museos podrían envidiarnos. “
Arqueólogo, etnógrafo, profesor y líder de la segunda expedición sueca a México. Entre 1954 y 1966 fue director del Museo Nacional de Etnografía en Estocolmo, ahora Museo Etnográfico.
Arqueólogo, etnógrafo, curador del Museo Nacional de Etnografía en Estocolmo, ahora Museo Etnográfico.
Residente en México y participó en el trabajo durante la segunda expedición sueca a México recolectando objetos, documentando y fotografiando.
Hermana de Bodil Christensen, residente en México y al igual que Bodil, participó en la segunda expedición sueca a México recogiendo objetos y documentación.
Las fotografías en blanco y negro fueron tomadas por Bodil Christensen en 1934. En las fotografías vemos cómo las familias que se alojaban en Tlaxcala trataban de recrear su vida cotidiana tradicional. Los yaquis residierófn en Tlaxcala entre 1934 y 1940, viviendo durante este período en el conjunto arquitectónico del Monasterio Franciscano de Nuestra Señora de la Asunción. Los soldados se quedaron en el regimiento, mientras que las mujeres intentaron estar lo más cerca posible de los hombres.
Los yaquis realizan un lucto pajko un año después de la muerte de una persona. En Tlaxcala se recreó una ceremonia en gran medida idéntica a la que se habría realizado en Sonora. La ceremonia incluyó pascolas, venado y matachines. De una fotografía en la colección, vemos que los coyotes también participaron, pero no se recolectaron objetos sagrados de este ritual. Las fotografías también cuentan cómo las ceremonias se realizaban al aire libre y no dentro de un templo, lo que demuestra que los rituales no estaban dedicados a un santo patrón.
Un lucto pajko debe realizarse bajo un dosel de ramas entrelazadas, pero como estas no existían en Tlaxcala, los yaquis utilizaron mantas para recrear lo que sería la representación de la juya ania, un concepto importante en la cultura yaqui que significa "mundo del monte". Es un lugar donde se protegen tanto los recursos materiales como los espirituales. Quienes deseen recibir el don de la danza y la música deben aventurarse allí a través de los sueños, para enfrentarse a los demonios y contactar con los ancestros.
El proyecto”El Caso Yaqui” fue producido en colaboración con: